Las etapas del duelo tardan en procesarse. Las preguntas más comunes que nos hacemos cuando experimentamos el duelo relacionado con una pérdida importante son: «¿Cuándo volveré a estar bien?» «¿Por qué paso de la tristeza a la ira, y viceversa, tan rápidamente?» Este acontecimiento puede provocar un trastorno de estrés postraumático, que da lugar a diversos síntomas.
Hay muchas variaciones en la psicología más moderna que cambian los nombres de las diferentes etapas, pero, en esencia, las cinco etapas del duelo representan un camino muy específico que cada persona enfrenta después de la pérdida. Las etapas del duelo, las modalidades, las reacciones y los tiempos pueden ser distintos de un caso a otro. La duración de todo el proceso no puede definirse a priori porque depende mucho de la capacidad, la voluntad y la resistencia de cada persona. Además, las etapas de la elaboración de un gran duelo no siempre son tan lineales y están interrelacionadas
Fases del duelo
Fase de negación y rechazo
Cuando nos enfrentamos a una pérdida que nos causa mucho dolor, nuestro organismo intenta defendernos de ese sufrimiento negándolo. Por lo tanto, negamos el sentimiento debido al estado de shock causado por la pérdida. Desde el punto de vista emocional, hay una ausencia de reacción: la persona es consciente de lo que ha ocurrido pero no quiere ni puede aceptarlo.
Fase de ira
Cuando empezamos a darnos cuenta de lo que ha sucedido, empezamos a sentir rabia, a preguntarnos qué hemos hecho para merecer este sufrimiento, a sentirnos enfadados con los que nos han hecho daño y con la vida en general. Tendemos a culpar a alguien porque creemos que la situación es injusta. Puede ocurrir que nos sintamos responsables de alguna manera porque no hemos podido evitar la pérdida. La fase de ira puede considerarse positiva porque si alguien desencadena este sentimiento en nosotros, acabamos queriendo evitarlo e intentar sacarlo de nuestra vida. Sin embargo, debemos tener cuidado de no quedarnos atascados en la ira.
Etapa de negociación
Nuestra mente para sobrevivir, en este momento de gran dolor, empieza a “negociar”. Es el momento en el que tratamos de entender qué somos capaces de hacer y en qué situaciones podemos volver a invertir emocionalmente. Intentamos recuperar el control de nuestras vidas enfocándonos en otra cosa, como nuevos proyectos y nuevas amistades. Sin embargo, la pérdida aún no se ha procesado y el dolor puede volver en cualquier momento. ¡es el periodo de «altibajos»!
Fase de depresión
La alternancia de momentos de dolor e intentos de reacción nos lleva a caer en un estado continuo de tristeza. En esta fase empezamos a tomar nota de lo que hemos perdido. El dolor sigue doliendo, está vivo, fuerte y presente. Las consecuencias también se dan a nivel físico: pueden aparecer dolores de cabeza, aumento o pérdida de peso corporal, irritabilidad, insomnio o somnolencia.
Fase de aceptación
Los cambios de tiempo nos permiten completar el proceso. La última fase consiste en aceptar la pérdida: es la única manera de reaccionar y sentirse preparado para volver a tomar las riendas de nuestra vida. Vuelve el interés por las personas y los proyectos y, sobre todo, ¡dejamos de culparnos!
En este punto somos capaces de entender la pérdida, de seguir adelante. Esto no significa olvidar al ser querido o dejar de sentir dolor; significa seguir adelante a pesar del sufrimiento, dar sentido a esa pérdida, seguir alternando entre momentos de felicidad y momentos de tristeza, pero de forma cada vez más estable con cada día que pasa.
Si has sufrido la pérdida de un ser querido y necesitas ayuda tanto para superar el duelo como para gestionar el funeral, contacta con nuestras funerarias de Asturias y nuestro equipo estará encantado de poder ayudarte y aconsejarte para tomar la mejor decisión.